Gianluca, entra vestido con el traje de novio a medida, alto, elegante y con un rictus de frialdad y crueldad en su cara que ensombrecen su masculino rostro. Se desnuda frente a ella y Caterina observa su musculoso y cuidado cuerpo. A pesar de no ser tan grande como Rocco, frunce el ceño porque no será fácil recibir en su interior a un hombre que no desea y está segura de que nunca podrá estar preparada para hacerlo.
Sin un atisbo de miedo, le pregunta si puede confiar en él, puesto que no quiere contagiarse de nada. Él le dice lo mismo, y remarca que ella ha compartido la cama de un soldado de Mancini y la del mismo Mancini.
Caterina encaja el golpe con gracia y sin demostrarle lo mal que la ha hecho sentir, le promete hacerse exámenes, y Gianluca utiliza preservativos, pero le deja claro que luego de recibir los resultados de los exámenes lo harán a pelo, puesto que &e