—No es nada, es solo una cicatriz —Escuchar después de tanto tiempo la suave voz de Caterina, lo sorprende, porque pensó que despertaría el odio y la furia más profunda, pero es todo lo contrario.

—Deja de engañarme, Rita miró tu cicatriz esta mañana y mi madre llamó a tu ginecólogo. Te has puesto un dispositivo hormonal para no embarazarte de nuevo. ¿Cómo diablos has podido hacer algo así? — Rocco cierra las manos en puños, no debería estar escuchándolos a escondidas y menos cuando hablan de asuntos tan privados, pero no es capaz de marcharse, ni siquiera porque esta conversación le confirma que Caterina y su esposo tienen una vida sexual activa, que la tiene cada noche cuando él la echa de menos cada día.

—¿Por qué tu madre tiene que meterse en mis asuntos? ¿Y Rita? — Rocco no escucha la