– El peso de la traición
El timbre de la suite 902 resonó como un disparo en el silencio cargado de recuerdos de la habitación. Rubén, que había estado caminando de un lado a otro como un animal enjaulado, se detuvo en seco. Se ajustó la camisa, aunque no había nadie a quien impresionar, y se dirigió a la puerta. Al abrirla, se encontró con la mirada gélida de Jessica.
Ella no esperó invitación. Entró en la suite con la fuerza de un huracán, haciendo que sus tacones resonaran contra el suelo de madera con una autoridad que obligó a Rubén a retroceder. Jessica se detuvo en el centro de la estancia, cruzó los brazos y lo recorrió de arriba abajo con un desprecio que lo hizo sentir más pequeño que nunca.
—Aquí me tienes, Rubén. —Habla rápido porque tengo una empresa que salvar y una amiga a la que consolar por culpa de tus miserias —dijo Jessica; su voz era un látigo de frialdad.
Rubén cerró la puerta y se volvió hacia ella, con las manos extendidas en un gesto de súplica.
—Jessica, grac