Vladimir y Rafaela, dos erizos enamorados.
En el despacho el CEO Mendoza y sus incontrolables hijos, hijos que le habían dado muchos dolores de cabeza desde muy pequeños por haber sido tan adelantados a su edad, buscaban como solucionar el asunto.
— ¿Qué me vaya a México? Por supuesto que no, no soy ningún cobarde, si el tío Dimitrir se entera de... mi falta de autocontrol, no voy a dejar a Ángela sola con su furia, me haré responsable como caballero que soy. Eso era lo que quería explicarle a ella, que pasara lo que pasara me tendría a mi para respaldarla.
— !Si serás estúpido, esa conversación no se comienza diciendo que no tienes tiempo para nada más que no sea trabajar! Seguro que te le caíste a papá de bebé. — Rafael estaba molesto, todas las acciones de su hermano tarde o temprano repercutirían también en él.
— ¡No soy estúpido, pero está es mi primera relación seria, las demás chicas fueron pasajeras, pero Angela es diferente para mí!
— !Entonces debiste respetarla, hacer las cosas bien, no llevártela a la cama