Viviendo en su propio infierno.
El CEO ruso pudo darse cuenta del miedo que su mujer sentía, quizás por recordar cuando ese psicópata se la llevó sin importarle separarla de su pequeño bebé recién nacido, y sin importarle su delicada cirugía tan reciente.
— Cariño, no temas, estoy aquí, jamás permitiría que este demente te haga daño de nuevo.
— ¿Me temes, Angelic? Puede que no sea el mejor hombre, pero... Me molestó tanto que te olvidaras quien te recogió de la acera desmayada y te llevó al hospital, que gracias a mi no perdiste a tu bebé del que ni siquiera sabías que tenías en el vientre.
— ¡Fué solo casualidad que ese día me desmayara saliendo del juzgado, y sí, me llevaste al hospital, pero eso no te daba derecho a querer adueñarte de mí!
— ¡Yo fuí quien te cuidó en ese hospital día y noche mientras Darkok se paseaba con Giorgiana por exclusivos restaurantes! ¡Te ví llorar cuando veías las fotos subidas a las redes sociales de ellos dos, y te consolé! ¡Incluso te acepté embarazada, y te ame mientras