El CEO Mendoza ya había dado su veredicto, no pondría en riesgo esa fortuna en un negocio.
— ¿Acaso no confías en nosotros, papá? Somos lo suficientemente capaces de hacer funcionar este negocio, además ya no podemos echarnos para atrás.
— ¿Qué quieres decir, Emiliano? Basta con que se nieguen a participar en el proyecto, o pueden entrar como inversionistas por algo como el treinta por ciento, o quizás el veinticinco por ciento. Creo que será necesario al menos... veinte socios para invertir en este negocio, es demasiado para solamente dos socios. ¡Además ni siquiera me han dicho con quién demonios se van a asociar!
— Es que te falta una hoja por revisar, y no somos solo dos socios, seremos tres, al menos por ahora, todavía vamos a revisar detalles, por lo pronto cada uno de nosotros está informando a su compañía el proyecto que trajo consigo.
El CEO levantó la penúltima hoja y fue ahí que vió las cuatro firmas.
Aunque la firma de Emiliano y Rafael contaba como una sola,