Marina se había convertido en una chica de mucha belleza, su cabellera rubia, ojos azul claro, senos llamativos y coquetería natural, tenía al heredero Darkok comiendo de su mano, o al menos eso pensaban todos.
La rubia no se había querido complicar la vida con una carrera que llevara números, había estudiado filosofía y letras, pagando la mayoría de las veces para que los maestros la pasaran. Ella permanecía en la universidad solo para estar cerca de Vladimir, y que este no se le fuera de las manos. No podía dejar escapar tan buen partido.
Parecía que la misma historia de su padre y Giorgiana se estaba repitiendo. Una engreída chica a la que le gustaba salir a divertirse al menos tres o cuatro veces por semana, y un hombre con un futuro brillante por delante.
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Los gemelos Mendoza fueron a la mansión de sus padres a buscar al estricto CEO. Ellos ya vivían en una villa cada quien, no era tan grande como la mansión Mendoza, pero era muy decente.
Emma vió llegar a sus