Mi pasión por ella no la siente él.
El joven Darkok dirigió sus palabras y la mirada a la bella ojiverde. Rafaela todavía no salía de su shock, nunca había presenciado una pelea, mucho menos si era por su culpa.
— Si, si... Por supuesto, vamos a mi coche, ¿Puedes caminar?
— Si, si puedo, demonios prisa, no soporto tener tanta mirada encima.
— Ahora si te molesta que te vean, ¿Eh? Pero cuando peleabas como ninja con Donovan no te importó en lo más mínimo, que contradictorio eres.
— Estoy golpeado, adolorido, y tú todavía me regañas, ¿No es eso abuso al paciente? Debería denunciarte por maltrato.
Rafi enarcó una ceja, ese hombre todavía tenía la cara de pedir buenos tratos y consideraciones especiales.
— Tu mismo te metiste en esto, asume tu responsabilidad, yo te rogué que no pelearas con Donovan, pero hiciste lo que quisiste. Eres un inconsciente, un obstinado, un...
— ¡Auchh...! Me duele mucho el lado izquierdo, creo que tengo una costilla fracturada... O dos. — Se quejaba el hombre.
— ¡Santo dios