A parir de ese día la bella Sofía se encargaba de prepararle las tres comidas al malhumorado CEO Ivanov, por las tardes ella salía a la escuela de artes, y regresaba justo antes de que oscureciera, eso se había vuelto una rutina para la chica y el jóven señor de la casa.

Las tres semanas de reposo que le habían indicado al CEO ya habían pasado, ese día por la mañana no estaba en su habitual pijama, ahora el bajaba las escaleras vestido en un fino traje hecho a medida.

Sofia lo miró y simplemente se quedó sin palabras, él era tan atractivo, su fría mirada y su rostro inexpresivo que nunca le permitían saber lo que estaba pensando, llamaba su atención más de lo que hubiera querido.

— CEO Ivanov, se ha levantado de la cama, ¿Ya se siente mejor?

— Ya estoy mejor, sigue doliendo un poco pero nada en comparación como al principio, hoy estoy lleno de trabajo, estar convaleciente me ha retrasado bastante. Sirve mi desayuno, y siéntate a desayunar conmigo.

— Si, enseguida. Prepar