DÍAS DESPUÉS
Los seis días que siguieron no pertenecieron al tiempo real. Se sintieron como un paréntesis sagrado en el que el mundo dejó de existir, como si el mar, el viento y el sol hubieran decidido abrir un refugio para ellos dos solos. Nada de lo que estaba fuera de esa costa podía alcanzarlos. Ni el pasado. Ni la culpa. Ni las heridas. Ni el peso del apellido Presley, lo que vendra después. Ni la sombra de Dulce.
Nada. Solo Kevin y Leah. Solo ellos dos. En esos días, descubrieron un modo completamente distinto de coexistir, uno que no se había dado en su mansión, ni en la ciudad, ni siquiera en el momento donde aceptaron continuar con el matrimonio. Aquí, lejos del ruido y de los ojos del mundo, podían ser simplemente dos almas que comenzaban a reconocerse.
Los amaneceres los encontraban casi siempre juntos. A veces Leah despertaba antes que él y se quedaba observándolo dormir, sin comprender cómo un hombre que había sido tan distante podía tener un gesto tan vulnerable