— ¿Te gusta? — Pregunta Leah quizás un poco ansiosa por la respuesta que el hombre pudiera darle. Kevin no expuso palabra alguna durante los siguientes 10 segundos y Leah realiza una mueca.
Acontece que la mujer había decidido hacer uso de la cocina el día de hoy y preparo el desayuno, entonces ahora estaba nerviosa esperando el veredicto de Kevin.
— ¿Estás segura de que no has puesto nada? ¿No quieres matarme? — Leah se sonroja, y Kevin se salta una carcajada — Eres muy adorable cuando te sonrojas.
— ¿Adorable? — Repitió Leah.
— Así es, y déjame decirte que no solo tienes un talento para ser Vicepresidenta de Grandes conglomerados, también tienes una excelente habilidad para la cocina.
Leah sonríe bastante orgullosa de ella misma.
— Me gusta cocinar. Siempre he sentido que las cosas más simples son las que realmente llenan el corazón. Me encanta cocinar, perderme entre aromas y sabores, crear algo con mis propias manos y compartirlo con quienes quiero. Para mí, eso vale más que