OLIVIA EN EL BAR.

Mientras que Zaira tomaba asiento en una banqueta Dante se sentaba a su lado sin dejar de mirarla.

-Qué quieres hacer Zaira, pídeme lo que quieras, te doy un auto, una mansión, dinero, lo que me pidas, quiero que seas solo mía.

-No entiendo señor Fabbri, ¿a qué se refiere?

-Que no quiero que sigas de prostituta, te quiero solo para mí, no me casaré contigo, eso es más que obvio, tú has tenido clientes que son mis amigos seguramente, así que no sería bueno convertirte en mi esposa, a tu madre no le faltará nada Zaira, lo que sea que te esté dando Arnold, yo te lo triplico.

Zaira sintió una furia por todo su cuerpo, ella que era bastante inteligente, no dejaría que Dante viera cuento le había afectado que la siguiera tratando como prostituta.

Acercándose al hombre como para besarlo, ella muy cerca de sus labios le dijo; -Sabe que señor Fabbri, Arnold Stone, me da respeto, algo que usted nunca podrá darme él me ama como usted nunca podría, que lastima, siendo usted un hombre tan atractivo sea tan imbécil, diciendo esto, Zaira se levantó rápidamente, entró a asu auto, arrancó y dejó a Dante Fabbri ahí sentado en la banqueta.

-Maldito imbécil, sigue creyendo que soy una prostituta, no vale la pena que le explique absolutamente nada al idiota este, ¿Dios, porqué tiene que gustarme tanto este hombre?

Pero no, no cederé a acostarme con él así lo desee, será mi jefe y nada más, lo volveré loco, sé que le gusto y se arrepentirá por cada vez que me ha hecho sentir mal.

Si solo supieras porqué estuve contigo esa noche, de no ser así, yo seguiría siendo virgen y no sé, tal vez pensarías en algo serio conmigo, no en tenerme como tu amante de turno, mientras te casas con Olivia Renoir, ella si es una mujer respetable para que la presumas de la mano, mientras Zaira se decía aquello, las lagrimas recorrían sus mejillas.

Ra llegó a su casa, tomó una ducha de casi una hora, se quedó dormida de inmediato.

Mientras que en el bar, Olivia estaba muy enojada, tenía mucho tiempo esperando a Dante, ella imaginaba que estaba en la oficina del club resolviendo algún problema, pero al subir a su mesa, se dio cuenta de que la chica de la mesa de al lado tampoco estaba, la misma que había visto en la empresa anteriormente.

Bajó hasta el estacionamiento, después de parecer estúpida en la mesa sola esperando a que Dante volviera.

-¿Malcom, donde diablos está Dante?

-En su casa, ya lo he llevado.

-¿En su casa, así de simple, me ha dejado acá como estúpida, que se cree Dante, que soy una mujer con la que puede jugar de esta manera?

-Señorita, no lo sé, ya él le explicará. Dijo Malcon que no soportaba a Olivia, siempre le había parecido una chica que aparentaba ser buena y educada, guapa sí que lo era, pero solo eso tenía, belleza.

Dante había apagado su teléfono, cuando recordó que Olivia había quedado en el club, envió a Malcom por ella, después de ir al mirador a recogerlo, en donde Zaira lo había dejado solo y sin auto.

Malcom iba en completo silencio, mientras que Olivia se quejaba durante todo el camino de lo desgraciado que Dante se había comportado con ella.

-¿Tienes idea de cuantos hombres desearían tener una mujer como yo a su lado?

Muchos, muchos, pero este idiota no me valoras, sabes que mañana mismo me iré para España, trabajaré en mi laboratorio, sacaré una nueva fragancia y Dante se arrepentirá al ver mi éxito.

-Sí señorita Renoir, hágalo, usted demuestre que el señor Dante se equivocó, dijo Malcon tratando de tranquilizar a Olivia.

-Ay tu que sabes, eres un simple chofer, no sabes de negocios ni de dinero estúpido, nadie pidió tu opinión, dijo ella lanzando la puerta del auto al llegar al hotel donde se hospedaba.

Al día siguiente, Zaira tenía muy claro lo que iba a hacer, trabajaría fuertemente y aprendería de Dante, pero también le haría la vida imposible, él la deseaba y se lo había confesado, así que le haría pagar el ser tan estúpido como para no darse cuenta de que ella era virgen cuando se entregó a él por salvar a su madre.

Se vistió con un ajustado vestido negro, tipo ejecutivo, unos zapatos altos y un bolso bastante hermoso, esta vez no llevaba el collar que el hombre le había regalado, no lo volvería a usar a menos que Dante Fabbri le mostrara un poco de respeto, no se lo podía devolver porque él la había amenazado en su casa de lo que haría si lo devolvía.

Un poco de maquillaje bastante sutil, rubor y su cabello suelto en ondas.

Cuando salió su madre había preparado desayuno.

-Mi vida ven a desayunar, hoy será un día especial.

Quiero que sepas que te amo con el alma, tu eres lo mas importante para mi, si hago esto, no es porque no te ame, sino que es lo mejor para ti, Arnold está tratando de recuperar la empresa de tu padre y de hacer que Max pague por lo que hizo, tu estarás a la cabeza de la empresa, pero no podrás ser una mujer de éxito si te quedas trabajando en la empresa de publicidad de tu tío, entiéndeme por favor mi vida, lo hago para que seas fuerte en los negocios, yo sé que has hecho mucho por mi, así que déjame hacer algo bueno por ti, ahora no lo parecerá y seguramente me debes odiar por hacerte trabajar con Dante, pero é es un chico bueno, algo exigente pero bueno, ya lo conocerás un poco y vas a ver que te va a aagradar.

.Mamá, gracias por todo pero no tengo hambre, dijo Zaira dando un beso a su madre y saliendo sin decir nada sobre el tema, no entendía a su madre, pero ni modo, ya había firmado un contrato, que podía hacer, estaba en la planilla de la empresa de Dante y no quedaba más que aprender y cumplir horario.

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