LA BESTIA DE GEVAUDAN

Aquella mañana se perfumó, se puso un hermoso vestido bordado que su madre le había traído de París, se puso un hermoso sombrero y salió en dirección de la ciudad.  Eliza tomó por primera el camino que todos los transeúntes usaban de camino a la ciudad, al parecer la presencia de a bestia le daba cierta seguridad, ella misma se sentía extraña de estar yendo de camino a la ciudad, en su estado normal ella misma jamás se atrevería, así que se fajó y siguió caminando sin que la importase más, por el camino se encontró con varios hombres que la quedaron viendo como si acabasen de ver una especie de engendro del infierno. Eliza sintió las miradas, y pudo palpar con sencillez el menosprecio que aquellos hombres le expresaban, pero Eliza siguió adelante sin darle importancia, instantes después la bella Eliza había llegado a la hermosa ciudad de Gevaudan, algunos carrozas bien ataviadas pasaban por las calles, y cuando Eliza puso un pie dentro de los linderos del lugar, sintió como su si interior sintiese el odio y el rechazo que la ciudad le propinaba. Pero algo en su interior le dijo que seguir adelante, así que ella siguió caminando como si nada, Eliza bajo por una pequeña pendiente, de unas de las calles varios niños corrieron hasta ella, le lanzaban piedras y escupitajos, uno de ellos le grito que se largara, que la ciudad no estaba hecha para bestias como ellas, que se largara a su pocilga, Eliza lo miro con frialdad, y los ojos se le volvieron rojos de la ira, como si la bestia mostrase su espectro.

Los niños corrieron despavoridos, como si acabaran de ver al mismo demonio, Eliza siguió avanzando y se acercó a un bello jardín en las cercanías del parque del lugar, instantes después, varios hombres y mujeres corrían en dirección a Eliza que se sorprendió, pero no le dio importancia, se quedó mirando a las personas que se acercaban a hasta ella. Tres hombres robustos y de largos bigotes, se acercaron a Eliza, que no se movió,

— ¿ahora la ciudad permite que estos monstruos entren como si nada? Dijo uno de los hombres al otro que estaba al lado de él, mientras se sobaba los bigotes con desdén,

—estos diablos, como su madre, deberían ser quemados, jamás se le debería permitir que esta gentuza se acerque a nuestros hijos,

—deberías estar donde tu padre, el diablo, dijo uno de los hombres mirando a Eliza. Las risas no se hicieron esperar,

 —vamos maldita, lárgate de ese lugar, no eres bienvenida, grito una de las mujeres que acariciaba uno de los niños,

—estos seres deberían ser exterminados, tú no encajas aquí, lárgate, jamás serás aceptada, eres la hija del diablo, y la hija de la bruja, si deseas casarte con el conde dragón, deberás matarlos a todos nosotros. Eliza se sonrió, será un placer, pensó Eliza en su mente, y comenzó a caminar en dirección de la casa del gobernador, detrás de ella, los gritos y los insultos se hacían cada vez más fuertes.

Pero Eliza siguió en su camino, como si las personas que le gritaban cosas y ofensas, no existieran, instantes después llego a la casa del conde dragón, salió de su mansión,

 —¿Qué haces aquí? ¿Por qué te pones en peligro? Dijo el conde dragón,

—solo hago lo que me parece correcto, deseaba verte, y deseaba que la gente del condado nos vea juntos, ¿Por qué deberíamos darle importancia a lo que esta gente piensas de nuestro amor? Dijo Eliza con firmeza. 

—pero te has vuelto loca, esta gente desea matarte, ¿Por qué te pones en peligro? Dio el conde nervioso,

—sí, no les temo, estoy dispuesta a enfrentarlos a todos y a tu propia sangre si es posible, todo esto lo haré por el amor que siento por ti. ¿Tú dejarías que hagan daño, mi amado conde? ¿No harías nada para defender a tu amor? El conde guardó silencio, o tú solo me amas en secreto, donde no ¿existe el riesgo y donde no estás en peligro? Siguió Eliza, el conde la miro sorprendido.

El conde inmediatamente se convirtió, en el ser pálido y temible,

—estoy dispuesto a dejar de lado mi propia existencia humana por tu amor, y enfrentarme al rey de Francia, si me es necesario, no permitiré que ninguna mano se levante contra ti, respondió el conde Faletto. Eliza y el pálido conde se besaron ante la mirada de las gentes que se detenían, pero no podían ver con claridad, quién era el que besaba a Eliza, todos los transeúntes miraban como si el mismo hombre besaba al demonio.

¿Por qué cuáles son los desafíos que tiene que vencer el amor? ¿Cuáles son las luchas, y batallas que se libran en el amor, ¿Cuáles son las clases, y los formas que este mismo ha de vencer?

Eliza sintió que el amor de nuevo le comenzó fluir de nuevo en su interior, el conde Faletto, se encubrió en su nueva imagen, sin que Eliza notara que el conde, se había trasformador en la bestia que no eran conocidas por nadie. Pero el amor, es ciego en grandes vicisitudes, y no es claro hasta el alba amanece en el alma de los amantes, y los ojos del engañado se abren de par en par.  Eliza regresó de tarde a la cabaña, el amor había apagado, el furor, el odio y la ira que le había causado el crimen de su hermano, pero más allá de aquella noche, la ira de Eliza y el odio contra el condado no comenzaba apenas de comenzar. 

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