(Narrado por Gael Hendrix)
Nunca me gustó desperdiciar el tiempo, y sin embargo ahí estaba: mirando mi teléfono, esperando una llamada o un mensaje, como si fuera un tonto, y saber que estaba actuando así me dejó una sensación desagradable en el pecho. Una sensación que detesto. La inquietud.
El día había comenzado como cualquier otro. Reuniones, llamadas, un par de ajustes en asuntos que mis socios preferían ignorar. Nada fuera de lo normal. Aunque, siendo honesto, tenía otra cosa en la cabeza desde la noche anterior: esa mujer intentando convencerme de que no temblaba como una hoja. Una mentira torpe, demasiado evidente para alguien que está acostumbrado a leer peligros en expresiones menores.
Por eso pedí un reporte sobre ella. Algo básico. Lo mínimo. No porque creyera que ella fuera una amenaza… sino porque algo en su comportamiento no coincidía con la vida que decía tener.
Y no tolero inconsistencias. Las inconsistencias son una grieta. Y por las grietas siempre entra alguien