Capítulo 9. Un voluntario.
El lunes por la noche, el auditorio 4 de la Facultad de Finanzas estaba a reventar. No cabía ni un alfiler. La noticia de que Bruno Ávalos, el dueño de Grupo Ávalos y una de las figuras más importantes del sector inmobiliario en Latinoamérica, iba a impartir la cátedra de Finanzas II, había corrido como la pólvora.
Estudiantes de otras carreras, e incluso algunos profesores curiosos, se agolpaban en la entrada. Todos querían ver al "Tiburón de Reforma" en acción. Para ellos, Bruno era un ídolo, un mito viviente del éxito.
Para Renata, que estaba sentada en la tercera fila, él era su verdugo.
Llevaba puesta la misma ropa de la oficina. Sus pies palpitaban de dolor dentro de los tacones baratos después de haber pasado doce horas archivando, sirviendo café y soportando las miradas despectivas de Bruno en el piso 40. Estaba agotada. Sentía el cuerpo pesado, como si tuviera plomo en las venas, y una extraña sensación de vacío en el estómago que no lograba identificar.
A su lado, Camila est