Capítulo 30: Visiones del pasado Parte II.
{ La Visión de Emma }
La tierra estaba consumida por el estruendo del metal y la muerte. El aire olía a pólvora y a sangre seca. A lo lejos, el sonido de gritos y cañones formaba una sinfonía oscura que parecía no tener fin. Allí, en medio de un conflicto que parecía eterno, Emma y Salvatore aparecieron como sombras etéreas.
No tenían forma física para los vivos, solo una presencia invisible, sin más misión que cumplir su deber: reclamar las almas que escapaban de sus cuerpos a diario. Soldados caían sin descanso, dejando tras de sí cuerpos que ya no podían sostener su vida, y sus almas se elevaban como luces fugaces hacia la oscuridad.
—Deben ser llevadas pronto —murmuró Salvatore con su voz grave, observando la escena con calma.
Emma sentía la pesada carga de cada alma, pero su mirada se detuvo en un punto. Allí, cerca de un viejo árbol desgarrado por las balas, vio a un hombre diferente. Estaba arrodillado, con las manos sobre el pecho de otro soldado que parecía estar en el borde