571. LAS NEGOCIACIONES CON EL DON
FABRIZIO:
Nos detuvimos delante de una imponente mansión en uno de los barrios más exclusivos. Las altas rejas negras se abrieron al ver a Rossi, a quien conocen por ser el doctor del Don de la Cosa Nostra. Avanzamos despacio en nuestros autos. Subimos las imponentes escaleras y nos llevan hasta el despacho del Don. Su hombre nos pide esperar afuera de la puerta.
—Don, están ahí todos los Garibaldi con el doctor Rossi —nos anuncia de inmediato.
—¿Todos los Garibaldi? —pregunta con incredulidad.
—Me refiero a los jefes —aclara enseguida su hombre—. Pidieron hablar con usted.
—Hazlos pasar —ordena enseguida, acomodándose en su silla para vernos mientras nos introducimos. Entro con mi padre en una silla de ruedas. El Don, al verlo, se pone de pie y viene a su encuentro con la mano extendida.
Mi padre estrecha su mano con dignidad. Mis hermanos y yo, junto a Rossi, nos mantenemos a su lado, en completo silencio, observando cada movimiento del Don y sus hombres, muy conscientes de que cual