Trato de aferrarme a las voces que me rodean, a los murmullos que se entrelazan con el latido pausado de mi corazón. Despertar es un esfuerzo titánico; la carga en mis párpados siguen pesados. Pero las palabras de Luigi crean un eco en mi interior. “Ya Stavri volvió a despertar”… ¿Mamá está despierta? ¿De verdad volvió a despertar?
—Sí, solo le pusimos un tranquilizante y un calmante; pueden ir a verla. Se va a alegrar de saber que Cristal se despertó —contesta Luigi y me alegro de que me vayan a llevar para estar junto a ella. El beso de papá sobre mi frente me brinda una calidez conocida, un refugio que por un breve instante me alivia. Siento el leve temblor de su mano en contacto con mi piel, y aunque no puedo abrir los ojos, sé que él está allí, intentando sostener lo que queda de mí, como lo ha hecho en tantos momentos. —Gerónimo, te esperamos allá —escucho a Coral—. ¿O prefieres que me quede contigo aquí? —No, Coral, ve a decirles a todos hacia