Para algunas personas el dinero lo es todo y para otras no es más que un factor causante de su sufrimiento. Esta es la historia de Abigaíl, una chica que ha crecido, rodeaba de los lujos más grandes, pero que se ha sentido prisionera a causa de eso, su vida se ha basado en hacer todo lo que sus padres desean. Pero que pasa cuando ella decide escapar de esa vida llena de lujos y perfección, para enfrentarse al mundo exterior, ese lleno de dificultades, mentiras y traición.
Leer másEl sol entraba a través de la ventana, golpeando el rostro de Genoveva, ella frunció la frente por la molestia que eso le causa.
El día anterior, había sido un día agitado, así que se sentía agotada y deseaba dormir a hasta tarde.Pero un golpe en la puerta, la hizo saltar de la cama, su esposo, Guillermo, la tomo de la mano para que se tranquilizara.— Querida.— le dijo el hombre aún somnoliento.-Ese debe ser Pedro, yo iré a mirar, tú duerme tranquila.Guillermo se levantó de la cama y fue a mirar a ver qué era lo que ocurría, ya que los golpes en la puerta eran insistente.— ¿Qué es lo que ocurre?—dijo con molestia.— Lo siento su majestad—dijo pedro con nerviosismo—Lamento interrumpir su descanso.— No te preocupes pedro, pero dime que es lo que ocurre— Guillermo cambió su tono de voz a uno más amable.— Majestad, se trata de la princesa—dijo Pedro sin ocultar lo nervioso que se encontraba— No la encontramos por ningún lado.— ¿Cómo que no la encuentran? —pregunto Guillermo.— Su majestad, esta mañana fui a su habitación para avisarle que el profesor había llegado, pero ella ya no estaba—le contó pedro.Guillermo ingresó a la habitación y se cubrió con una bata y volvió a salir— Revisaron en las caballerizas—dijo Guillermo mientras cerraba la puerta de la habitación.— Lo hemos hecho, señor, ya recorrimos toda propiedad, tengo al personal buscándola, pero no tenemos señal de ella—dijo Pedro.Guillermo caminó por los pasillos y se dirigió a su despacho seguido por Pedro, al llegar fue directo a la computadora, en ella busco el registro de las cámaras.— Ha escapado—dijo Guillermo con evidente angustia, llevándose las mano al rostro.Unas semanas antes.Nacida en cuna de oro, rodeada de los mejores lujos, así era la vida de Abigaíl Spencer, una chica de veintitrés años, quien en su corta edad ya contaba con dos carreras culminadas en arquitectura y negocio, ella, la mayor de dos hermanos, era la heredera al trono de la realeza británica.¿Pero era eso lo que ella en realidad quería?, o solo lo hacía porque era su deber como heredera, lo cierto era que el ser, el centro de atención, la abrumaba cada día.— Princesa, su majestad la esperan— le dijo Pedro.Abigaíl, estaba para en frente de un gran espejo, viendo el hermoso vestido que el diseñador de la familia había hecho especialmente para ella.— Solo serán un par de horas—dijo en un susurro animándose a sí misma.Abigaíl caminó a la puerta en donde pedro la esperaba, ella trató de poner su mejor cara para ocultar cuanto odiaba los eventos a los que debía estar asistiendo.— Está usted hermosa, majestad—la halago pedro.— Gracias pedro, pero por favor no me llames majestad, sabes que lo odio, dime Abigaíl—le dijo ella.— Entiendo su molestia princesa, pero no es correcto que la llame solo por su nombre— le dijo pedro con respeto.— Sé que es correcto Pedro y que no, pero de verdad odio que me llamen princesa o Majestad— dijo ella caminando por los pasillos de aquel hermoso lugar.Pedro no respondió nada ante lo que Abigaíl había dicho, él la conocía desde que era una bebe, había ayudado a cuidar de ella, así mismo como lo había hecho con Guillermo, padre de Abigaíl.Con la diferencia de que Abigaíl, odiaba todo el lujo en el que vivía, ella sentía que era una hermosa manera de estar aprisionada.— ¿El abuelo, estará presente? —pregunto Abigaíl.— Si su majestad, él llegó hace unos minutos— le respondió Pedro.Abigaíl, al escuchar que su abuelo, ya estaba presente, aumento la velocidad de sus pasos, Gilberto, abuelo de Abigaíl y padre del padre de Abigaíl, era la adoración de la chica, él, a diferencia del resto de la familia, entendía perfectamente a su nieta, así que el que él estuviera era como un respiro para ella.Cuando llegaron al gran salón, Abigaíl se detuvo ante la gran puerta de madera, respiro profundo y espero a que su llegada fuera anunciada.— Con ustedes, la princesa heredera—dijo un hombre del otro lado de la puerta.La puerta se abrió lentamente, Abigaíl sonrió y avanzo a paso lento, pero firme, hacia el interior del gran salón, la luz de las cámaras golpearon su rostro, todos deseaban tener la mejor imagen de ella, para la portada de las páginas de noticia.El lugar estaba a reventar, los invitados entre políticos, empresarios, todos muy influyentes y adinerados, todos ellos la seguían con la mirada.Ella caminó hacia una mesa en donde toda su familia estaba, su pequeño hermano Guillermo Segundo, de catorce años, sonrió al verla, al igual que el resto de la familia, ese día se celebraba el cumpleaños de Guillermo, su padre, pero por alguna razón ella sentía que todos estaban ahí, en realidad por ella.— Majestades, tengan ustedes muy buenas noches.- saludo Abigaíl, haciendo una reverencia.— Bienvenida, querida hija—le dijo Guillermo, su padre, con una sonrisa— Estás hermosa esta noche.— Gracias—respondió ella.Abigaíl ocupó su puesto, ese al lado de su padre, la música era leve, un poco aburrida, pensó Abigaíl.— Como ha estado mi hermosa nieta— le pregunto Gilberto a Abigaíl.— Muy bien abuelo.- le respondió ella—Y tú que tal tu salud.— La vejez es algo duro, pero estoy bien—le dijo él.Abigaíl sonrió ante el comentario de su abuelo.— No sé qué vejez hablas, si tú te ves muy bien— le dijo ella.— Quizás la que está mal de la vista, eres tú— le dijo él entre carcajadas.Gracias a la presencia de su abuelo, Abigaíl, podía pasar un rato agradable en esos eventos, que últimamente se volvían más frecuentes.El resto de la noche, no paso nada que no estuviera planeado, cerca de la media noche, se dio por terminada la celebración, así todos se fueron a descansar.Abigaíl cayó rendida, apenas toco la cama, había sido una semana ajetreada, así que el que pasara la fiesta de su padre, era un respiro para ella,Abigaíl sintió la noche, muy larga, no porque la haya pasado mal, sino porque deseaba que su gran día llegara.La noche, fue realmente relajante, tomaron vino, mientras recibían masajes en los pies, cascarillas en el rostro y les arreglaban las uñas.…Abigaíl.Me levanté realmente renovaba, eran cerca de las diez de la mañana, cuando por la puerta de la habitación que estaba usando, ingreso mi tía josefina, junto a Norma, mi madre y mi suegra.Ella sonreía llenas de felicidad, mientras los nervios llegaban a mí, pues mi gran día había llegado.—Es hora, es hora—decía Norma con una gran sonrisa— Ponte de pie, no hay tiempo que perder.—Norma tiene razón hija—agrego mi madre.—La boda es a las cinco de la tarde, no creen que es muy temprano— dije levantándome de la cama.—Querida, se nota que nunca te has casado, el tiempo se pasa volando—mi tía Josefina me tomo de la mano y me llevo al cuarto de baño, en donde puso a llenar la tina—Si no nos damos prisa, nos cogerá la tarde—dijo.—Si
Abigaíl había experimentado muchas situaciones en los últimos meses, conociendo emociones que nunca antes había sentido, haciéndola sentir viva, dueña de su vida y de sus emociones.Cada día era una enseñanza nueva, alguna no muy buenas, otras excelentes para ella, así fueron pasando los años, tres para ser más exactos.Había conseguido terminar de pagar su primer apartamento junto al hombre que se había convertido en su compañero de vida y también su mejor amigo.Cada que tenían oportunidad, se reúnen con sus padres y pasaban el día junto, claro que cuidando que nadie los viera, quizás era una situación fea al tener que ocultarse, pero ellos eran felices, así, llevando una vida tranquila lejos del foco de los medios.…Agustín.Han sido tres años de mucho crecimiento, en los que he logrado enamórame más de mi hermosa mujer, ella es una mujer de muchas capacidades y es de admirar como dejo a un lado todas las comodidades para rehacer su vida, no cualquiera deja su vida de princesa lit
Momentos previos.Abigaíl era sujetada por el conde mientras este le apuntaba con el arma justamente en la cien, Guillermo se sentía desesperado al ver a su amada hija en tan peligrosa situación.—Padre, por favor ya detente eso—le decía Eliot a su padre, él tenía claro que tal acto había condenado a su padre, así que con desespero deseaba que él se detuviera antes que todo terminara peor—Vamos a casa.—Cariño por favor escucha a Eliot—el sollozo de la condesa era desgarrador para todos, se notaba lo desesperada que se encontraba—por favor suelta ya a la princesa y vamos a casa.El conde, estaba empezando a sentirse aún más alterado al escuchar las suplica de su familia, él en el medio de su locura sabia que esa situación podía terminar muy mal, pero ya estaba hecho.Por un momento dudo y aflojo el agarre de Abigaíl y volteo a ver a su esposa, justo en ese momento Guillermo aprovecho para correr hacia el conde para quitarle el arma, pero no fue lo suficientemente rápido y el conde ter
Abigaíl se acercó a su hermano para poner en su cabeza la corona que lo representaba como príncipe heredero a la corona.—Lo harás excelente, mocoso—le susurro.—Gracias hermana—le contesto él.Abigaíl abrazó a su hermano, pero justo en ese momento fue tomada por el brazo por el conde.…Abigaíl.Cuando escuche a mi padre decir que ya era hora, sentí que fin podía respirar con tranquilidad, habían sido días muy angustiosos, en los que no pudimos dormir, le estoy agradecida a los hombres de mis padres, porque sé que trabajaron día y noche para lograr rescatar a Agustín.Después que mi padre termino con el nombramiento de mi hermano, sentí que le peso en mis hombros caía.— Lo harás excelente, mocoso— le susurré a mi hermano mientras colocaba la corona en su cabeza.—Gracias hermana— me contesto él con una linda sonrisa en su rostro.Verlo feliz, me hizo sentir bien, porque ahora sé que es lo que él desea, y confió que hará las cosas bien, me acerco a él, lo abrazo, pero ese momento fue
MOMENTOS ANTES DEL DISCURSO.Abigaíl se había convertido en el centro de atención de evento, todos los medios estaban atento a ellas, buscando el parecido con la chica de las noticias de días anteriores.—Hija, debes tranquilizarte— le dijo Guillermo al verla nerviosa.—Eso, trato padre, pero no puedo, tengo miedo que ese hombre le haga algo a Agustín— contesto ella.—Mis hombres están cerca, te puedo asegurar que él estará bien— le dijo Guillermo.Abigaíl trató de poner su mejor cara, ella sabía que su padre estaba esforzándose para que Agustín estuviera a salvo, pero aun así no podía dejar de sentir miedo de perder al hombre que ama y sentir la mirada del conde Derby, en ella no le ayudaba de a mucho.Las horas pasaban y más angustiada se sentía Abigaíl, pues su padre aún no recibía noticias de sus hombres.—Hija, es hora—dijo Guillermo, dándole a entender que ya Agustín estaba a salvo.Y Guillermo subió al escenario acompañado de su familia, dando inicio a su discurso, en el gran s
En casa del conde la situación era tensa, su esposa y su hijo tenía que aguantar su mal humor.— Cariño, no crees que deberías parar— le dijo la condesa María a su esposo.— De que hablas mujer, ahora más que nunca debo persistir, sé que ella es la princesa hacia el rey quiera ocultarlo— le contestó este mientras se servía una copa.—Sabes que si esto sale mal, estaremos en problema— agrego Eliot.— No cometeré el mismo error que mi padre— El conde había llegado de mal humor después de su encuentro con Abigaíl y Agustín— La corona pertenecerá a mi familia, aunque sea lo último que haga.María y su hijo se miraron, ellos estaban sumamente preocupados, al principio habían apoyado al conde, pero ahora todo era diferente, ya que se había convertido en una obsesión el obtener la corona.…Abigaíl.Después de nuestro encuentro con el conde, decidimos descansar, habían sido días tediosos, el tener que lidiar con los medios, con el conde y de paso con nuestros compañeros de trabajo nos tenían
Último capítulo