Mundo ficciónIniciar sesiónEl día amaneció con un cielo opaco, sin color. Desde la ventana del refugio, Emma observaba cómo la ciudad despertaba entre noticieros y sirenas lejanas. Un murmullo distinto recorría el aire, un rumor que se extendía con rapidez.
Alejandro entró en la habitación con el teléfono en la mano, el gesto tenso.
—Encendieron la prensa —dijo—. Salvatierra ya hizo su movimiento.
Lucía llegó casi al mismo tiempo, seguida por Rodrigo.
—Subieron documentos filtrados —explicó, dejando una carpeta sobre la mesa—. Transferencias, correos, contratos. Todo falso, pero parecen reales. Lo acusan de haber manipulado fondos del orfanato para financiar las operaciones de rescate.







