NERYA
Me despierto gritando.
Pero ningún sonido sale de mis labios.
Mi garganta está cerrada. Mi aliento, cortado. Mi corazón golpea contra mis costillas como un animal asustado. Arranco las sábanas, me incorporo temblando.
Estoy sola.
Pero aún siento su mano. En mi nuca. En mi piel. En mi vientre: Kael.
Retrocedo bruscamente. Mis dedos temblorosos buscan el espejo apoyado contra la pared de piedra. Caigo de rodillas, arrastrando la manta detrás de mí, desnuda, vulnerable, sudorosa.
Apenas me levanto y lo veo.
El glifo.
Grabado en mi piel.
Justo allí, en la base del cuello.
Negro, brillante, palpitante.
Me ahogo.
Extiendo los dedos hacia la marca, pero no puedo tocarla. Irradia. Respira. Me habla.
Retrocedo. Mi espalda golpea la piedra.
Recuerdo.
El sueño. El templo. Su voz. Mi nombre. Su mirada.
El vacío, luego… el vínculo.
- No… no, no…
Me levanto de un salto. Mi respiración se vuelve errática. Tropezando, me agarro a la mesa, derribo un jarrón que se rompe en el suelo. Mis manos ti