La puerta del apartamento se abrió con un leve chirrido, como si el lugar mismo respirara al recibirlo.
Jacob cruzó el umbral con una mezcla de expectación y ansiedad.
"¿Y si ella no siente lo mismo? ¿Y si todo esto es una ilusión?", pensó mientras su pecho se tensaba con cada paso.
No era solo una cita, era la posibilidad de que algo imposible se hiciera real, de que esa mujer enigmática significara más de lo que su mente racional podía explicar.
Valery lo esperaba allí, de pie en la penumbra, con sus ojos clavados en él como si pudieran leer cada rincón de su alma.
Eran de un marrón, con destellos que parecían cambiar de intensidad bajo la luz tenue, como si ocultaran un cielo tormentoso atrapado en un frasco de cristal.
Su expresión era serena, pero intensa, cargada de una emoción contenida que oscilaba entre la nostalgia y la expectativa, como si esa noche marcara el inicio de algo que llevaba siglos esperando, envuelta en una blusa negra de lino que delineaba con delicadeza su fig