Jacob no recordaba la última vez que tuvo una noche de sueño sin interrupciones.
Desde que vivía con Valery, algo en su cuerpo parecía estar siempre en alerta, había noches en las que se despertaba sin razón aparente, con el corazón latiendo más rápido, como si su subconsciente hubiera detectado algo antes que sus sentidos.
En ocasiones sentía una presión leve en el pecho al cruzar ciertos pasillos, o una extraña corriente de aire helado justo detrás de su cuello cuando Valery no estaba cerca.
Incluso en los momentos más tranquilos, había una parte de él que nunca terminaba de relajarse del todo.
Aunque ella no lo decía, había una energía extraña flotando en la casa, como si algo antiguo y oculto vigilara desde las sombras, esa noche, despertó con la garganta seca, tan reseca que sintió que había tragado arena, se sentó en la cama y miró alrededor, todo estaba en calma, salvo su respiración.
La habitación estaba bañada en penumbras, las cortinas dejaban pasar solo una franja de luz de