Mundo ficciónIniciar sesiónPerderle el miedo a salir afuera, donde todo estaba cubierto por un manto de nieve implacable, había sido más difícil de lo que imaginaba.
De hecho, la única razón por la que ahora caminaba bajo el frío era porque Rose había insistido. De lo contrario, me habría quedado en mi habitación, acurrucada junto al fuego. —¿Sabes a dónde estamos yendo exactamente? —pregunté, desconfiada, mientras mis botas se hundían en la nieve virgen. —No —respondió con una despreocupación alarmante—, pero eso no importa. No nos vamos a perder. Caminamos en línea recta; cuando queramos regresar, solo nos damos la vuelta. —Entonces demos la vuelta ahora mismo —repliqué con determinación, frotándome las manos heladas dentro de los bolsillos del abrigo—. No podemos seguir más. Hace demasiado frío, vamos a morir congeladas. Rose soltó una risa ligera, disfrutando descaradamente de mi miseria. —Deja de quejarte, no es par






