Mundo ficciónIniciar sesiónNo tenía idea de hacia dónde me llevaba.
Los pasillos se volvían cada vez más desconocidos, y las escaleras de caracol parecían elevarse hasta un punto sin fin, como si me arrastraran a un mundo secreto al que pocos tenían acceso. Los guardias que cruzábamos apenas se atrevían a mirarnos.No era extraño: Nora no necesitaba pronunciar palabra para hacerse notar. Aunque caminaba con aparente desgano, la autoridad que emanaba de él era imposible de ignorar.Bastaba con su presencia para que todos se inclinaran.Finalmente, se detuvo frente a una puerta y, sin siquiera molestarse en llamar, la abrió de golpe. Yo lo seguí, con el corazón desbocado, como si cada latido me empujara hacia un destino que aún no comprendía. El interior era un despacho imponente. Enorme escritorio, papeles apilados con un orden caótico, cartas abiertas y cerradas, sobres sellados con cera, libros en torres desiguales. No era desorden, no exactamen






