Mundo ficciónIniciar sesiónCuando llegué a la sala médica, empujé las puertas con violencia.
El sonido seco reverberó en la estancia. Dentro, varios curanderos y aprendices se movían como hormigas en caos. La tensión era palpable. Y ahí estaba ella. Aylen, recostada sobre una de las camillas, su piel pálida como el mármol, sus labios azulados. Su pecho subía y bajaba con dificultad.Rose estaba a su lado, en un estado similar, pero mis ojos apenas se posaron en ella. Todo lo que me importaba era Aylen. Me acerqué rápidamente. Mi mente de médico se activó en automático, dejando que mis conocimientos tomaran el control. Revisé su pulso, su respiración. Identifiqué los signos del veneno. Podía olerlo en su aliento. Amargo, metálico. Conocía esa composición. Apreté los dientes. —Preparen agua caliente y carbón activado. Ahora. Y traigan mi caja de antídotos. —Mi voz res






