Mundo de ficçãoIniciar sessãoMentiría si dijera que los días que siguieron fueron tranquilos, porque no lo fueron.
La sombra de la batalla, que había cobrado tantas vidas, tanto de aliados como de enemigos, se extendió durante semanas. Cada rincón del palacio, cada calle del imperio, guardaba memoria de los gritos desgarradores, del estruendo de las espadas y del dolor que había marcado a todos los sobrevivientes. Durante días, incluso meses, la guerra fue tema recurrente en cada conversación. Sin embargo, el liderazgo firme e inquebrantable de Nuriel y de quienes la rodeaban logró, poco a poco, apaciguar el caos. La estabilidad regresó al reino como un río lento que deshiela la nieve después del invierno más crudo. Los traidores recibieron el castigo que les correspondía. Sus nombres quedaron tatuados en la memoria del pueblo como advertencias vivientes, recordatorios de lo que ocurre cuando la ambición y la traición se imponen sobre la






