Capítulo 22: El Impacto de la Verdad.
El imponente despacho de Noah Koch se convirtió en el escenario de una verdad inminente.
Las puertas de madera maciza se cerraron con un suave clic, sellando a los cuatro dentro: Noah, Amelia, una furiosa Mía y una Lucero con el rostro pálido.
El silencio que se instaló fue tan denso que casi se podía cortar con un cuchillo, cargado con las preguntas no dichas y las acusaciones latentes.
Noah, quien solía dominar cualquier sala con su presencia, se encontró inusualmente incómodo.
Buscó las palabras, su mirada se posó en Amelia, luego en su hermana, y finalmente en Lucero. El momento era pesado, la anticipación, asfixiante. Tras un breve segundo que se estiró en una eternidad, soltó la bomba, sin rodeos:
—Amelia está embarazada. Y yo soy el padre.
La noticia golpeó a Lucero con la fuerza de un puñete en la cara. Un jadeo se escapó de sus labios, y sus rodillas flaquearon, como si el suelo se abriera bajo sus pies.
Sus sospechas, alimentadas por la fotografía del periódico y el inusual