Gabriele decidió preparar una cena especial para Luciano, con la idea de crear un espacio donde pudieran hablar sinceramente. Sabía que sus constantes reclamos habían causado tensiones entre ellos y estaba decidido a cambiar eso. Aunque en ocasiones se sentía solo y agobiado por el ritmo implacable de Luciano, deseaba profundamente compartir una vida plena junto a quien amaba.
La casa estaba tranquila esa noche. Gabriele paseaba con cuidado por el comedor, revisando y ajustando pequeños detalles por enésima vez. La vela encendida en la mesa lanzaba una luz que temblaba suavemente, como si reflejara su estado de ánimo. Había preparado una cena especial con la ayuda del ama de llaves: un risotto de hongos que cocía lentamente y dos copas de vino, esperando, como guardianes de algo importante. Todo parecía perfecto… salvo por la ausencia de Luciano.
Las horas avanzaban y cada minuto parecía ser un poquito más cruel. Gabriele se sentó en el borde del sofá, mirando la mesa que lentamente e