Peter había tomado varias malas decisiones en la vida, una de esas fue casarse con Lizzie, aunque hubo buenos momentos, pero los constantes problemas y escándalos más sumado el hecho de que no pudiesen tener hijos transformó su vida en un infierno.

Para ser honesto consigo mismo estos últimos días habían sido los más felices que vivió en su vacía vida.

Cuando Tory lo hizo parte de sus juegos y travesuras, al principio estaba reacio, pero al final del día se dio cuenta que fue lo mejor que se le pudo ocurrir.

En ese momento, recordó lo que vivieron el día en la playa. Había aceptado entrar al mar con Tory más que nada porque ella no se cansaba de insistir. La niña lo jalaba de la mano, convencida de que nada era más divertido que desafiar las olas juntos. Vicky, mientras tanto, descansaba en una reposera bajo la sombra de una sombrilla, con un sombrero de ala ancha y las gafas puestas, fingiendo que leía, aunque cada tanto levantaba la vista para comprobar que los dos estuvieran bien.