La noche parecía serena, pero la calma nunca significó paz para Kira. Cuando el auto la dejó frente a su casa, apenas murmuró un agradecimiento al chofer. Subió sin despedirse, sin una palabra más.
Su celular sonaba era su amiga Iandra Tomoyo Nakamura. Pero Kira no tomó la llamada, además de no querer involucrar a su mejor amiga tenía más cosas importantes que hacer primero.
La cena con el señor Kamura había sido suficiente para revivir los instintos que había intentado enterrar. El filo en su mirada volvió a aparecer cuando cerró la puerta tras de sí. Parece que sus padres estaban en su habitación hablando porque notó la luz del interior encendida.
De, inmediatamente salió de la casa por una puerta trasera, cruzó la calle y entró en una casa que estaba a su nombre.
Colgó su vestido en un perchero. Abró el ropero secreto detrás del armario principal y sacó la mochila táctica que no tocaba desde que todo esto empezó. Su cuerpo, entrenado, se mueve con precisión. Se puso el traje negro