Kira se acercó a su abuelo cuando terminó de bailar con Konstantin, mientras Dimitri servía más vino.
—Hola mi niña ¿Como te sientes?
—Bien...tu picnic quedó fabuloso, abuelo.
—Y no necesito ayuda de la servidumbre. Me alegra que te haya gustado. Te veo contenta y más abierta a la posibilidad de darle una oportunidad a ese chico.
—Eres un veterano, abuelo. Tu sabes lo que haces, por eso no te llevo la contraria. Te dije que lo intentaría.
—¿Te acuerdas cuando metiste un gato en el horno? —dijo Dimitri, alzando una ceja con gesto serio mientras removía el vino en su copa.
Kira casi escapa de su asco.
—¡No lo metí en el horno! Solo... abrí la puerta y él entró solo. Tenía frío. ¡Tenía cara de querer hornearse!
—Ajá... ¿Y la vez que cortaste todos los botones de mis trajes porque "te parecían aburridos"?
—¡Esa fue arte conceptual! Quería que usaras imperdibles de colores. Eras tan elegante, parecía que te ibas a una ópera a las ocho de la mañana.
Dimitri soltó una carcajada ronca, esa qu