Un nuevo día repleto de actividades comenzaba y para mi particular tortura. Había pasado una noche de perros sin poder pegar ojo y pensando que separado por una mierda de tabique estaba el. Tuve de explicarme varias veces al largo de la noche por que había tomado esa decisión punto por punto. Pero mi yo mas cachonda no quería escucharme, solo quería ir picar a su puerta y tirarme a sus brazos. Necesitaba volver a Barcelona a mi rutina, donde tenia las ideas claras y no tenia a Pau tan a mano para ser una tentación.

Resulta que todos se habían ido pronto ha hacer una actividad para las niñas y Lorena me había dejado dormir por mis supuestas migrañas de los últimos días. Sabia que realmente no era migraña si no un ataque de calentura insatisfecha mezclado con un cabreo importante.

—Buenos días— me dijo Pau al momento que salí por la puerta. Estaba allí tan guapo, mientras preparaba el desayuno.

—Que haces aquí, no tienes clase.

—No que va, esta mañana tocaba paseo en pony. Yo