—¡¿Vacaciones?! ¿Cómo vamos a hacer vacaciones? Tú estás loca —increpé a Lorena.
—¿Por qué no?
—Porque no puedo cerrar un negocio que no lleva ni un año abierto para hacer vacaciones. Puedes irte unos días tú sin problema.
—No, Becca, necesitas unas vacaciones. Todo esto del juicio te está pasando factura.
—Estoy bien, de verdad.
—Y una polla como una olla. Tú no estás bien. Tu hija tampoco, si últimamente parece más mía que tuya.
—Eso es solo que se está aclimatando al barrio.
—De verdad, Becca. Estamos en Barcelona, va a comenzar agosto y aquí no queda un alma. Y los que quedan están en la playa. No tenemos prácticamente clientes. Podemos irnos unos días...
—¿Dónde vamos a ir unos días? No estoy forrada y no hemos reservado.
—Ya lo tengo preparado. Vamos a irnos al Pirineo, a un camping con cabañas donde hacen deportes de aventura.
—¿Deportes de aventura? Yo no hago deportes de aventura, tú no haces deportes de aventura…
—¿Quién te ha dicho que no hago deportes de aventura? Cada año