81. Complicidad
—No hagas escándalo. La muy perra está viva y eso ya es demasiado.
Rashel tragó saliva.
Su corazón palpitaba con fuerza en su pecho. No por miedo, sino por una furia latente que no había tenido espacio para salir hasta ese instante.
No podía apartar la mirada de Dina.
Aún no podía entender cómo su mejor amiga de años, le había hecho aquello tan cruel, la había secuestrado, había deseado lo que era suyo.
Su Valerik.
Pero no conforme con eso, lo que más odió fue que esa mujer le había mentido sobre su bebé.
—Val me dijo que la matara, no la mató él mismo porque necesitaba asegurarse de que tú estuvieras bien. Eres lo único que le importa a mi hermano, Rashel, si no fuera porque estabas tan mal y porque Val cree que no quieres inmiscuirte en la mafia la habría degollado frente a ti como regalo de bodas, me mandó a hacerlo a mí pero no pude, no hasta que recibiera tu aprobación. Estoy segura que estás deseando matarla, ¿No es así? Mi hermano te está subestimando. Eres una Romanova, lo tie