82. Solo eso
Rashel apenas había cruzado el umbral cuando lo vio.
Valerik estaba en la sala principal de espaldas, sin camisa, con el teléfono apretado entre sus dedos y la tensión marcándole los músculos del cuello y los hombros como si fuera una escultura viva de fuerza contenida. Su voz era brutalmente firme, ordenando, amenazando a sus hombres.
Rashel se detuvo en seco sin acostumbrarse del todo a que esa era su nueva vida, Valerik era su esposo y esta era su casa, el hogar que ambos crearían juntos.
Una sonrisa se amplió en su boca derretida por él.
"Al fin es mío." Pensó con posesividad, porque después de todos esos años enamorada de Valerik ahora era únicamente suyo.
Recordó las palabras que Anastasya le dijo, lo preocupado que había estado por ella cuando Dina la secuestró. Sabía que a partir de ahora no la dejaría ir a ningún lado sola, si pensaba que no había visto a sus hombres seguirla estaba equivocado pero amaba que quisiera mantenerla segura y al mismo tiempo darle su espacio.
Rashel