68. Casualidad
Dimitry había llegado antes a la casa en un cambio de planes y vio el rostro de Satarah nada más al bajar del auto.
—Mierda, es bonita —susurró Rashel.
Su madre la riñó por la palabrota pero ella la ignoró mirando embelesada a su alrededor.
Satarah no estaba menos impresionada.
De hecho, el lugar se le hacía bastante familiar. El jardín estaba lleno de lirios de diferentes colores en especial el rosa que tanto le gustaba.
—¿No son parecidas a las flores que plantaste en el jardín de la casa, Tarah?
—Sí, están hermosos.
—¡Y la piscina está increíble! ¡Tenemos que aprovecharla!
—Que no te brillen tanto los ojos. No es como si fuera realmentetu casa, quedan tres meses para que tu matrimonio se termine.
Ella ignoró la puya que le había lanzado Yelena cuando vio que Dimitry estaba en casa y comenzó a acercarse a ellas.
Su respiración se aceleró al ver como él la miraba. Tenía alrededor de un mes que no lo veía en persona. Era irónico que estuviera sorprendida que su propio esposo estuvi