37. Dispuesto a matar
Al mismo tiempo, Marco sintió como el intercomunicador se encendía llamando su atención.
—Don —la voz de la mujer pelirroja se escuchó en el auricular—. Se dirigen hacia el ala Este. Petrov se la lleva, ella está sangrando, y él… acaba de golpearla, pero ella sigue luchando por escapar.
Un silencio mortífero fue su única respuesta.
El infierno se había desatado y él mismo mataría a ese demonio con sus propias manos por haberla tocado.
—¡Voy por ella, guíame!
*
Marco estaba convertido un monstruo desatado, movido por la desesperación y el amor salvaje que sentía hacia su principessa. En sus ojos, solo había la letal muerte, no había piedad, ni siquiera el más mínimo gramo, ni contención, haría lo que sea por recuperarla. Ahora estaba convertido en una bestia que enfundaba un arma deshaciéndose de todo el que le impidiera llegar a ella, destruyendo todo a su paso con tal de recuperarla.
—Se dirigen a una especie de salida secreta —habló Anastasya sacándolo de sus pensamientos—. Los