32. Su hogar
Las mariposas revolotearon dentro de Rashel pero se esforzó por apartarse otra vez y él la dejó hacerlo sin apartar los ojos de ella.
—No lo entiendo, no te entiendo a ti. Te besé ese día y me rechazaste como si fuera el peor error que has cometido. Entonces ahora estás detrás de mí como si…
Valerik entendía que ella estuviera confundida.
—¿Cómo sí qué, princesa? —él la instó a hablar porque de repente se había quedado callada.
Él estaba tenso.
Cuando le había ido a buscar, no había pensado que esta conversación ocurriría. De hecho, no había pensado en nada más que matar al actor por llevársela, pero ahora que estaban aquí hablándolo no iba a retrasarlo.
Rashel frunció el ceño para enfrentarlo y soltar todo por completo.
—Como si yo fuera tuya de verdad, como si tuvieras derecho sobre mí pero no es así Valerik. Ahora me traes esta casa y me dices que es nuestra. ¿Qué se supone que debo pensar de esto? ¿Te propusiste a volverme loca? porque no te lo voy a permitir. Estoy harta de esto.