33. Tu sucio secreto
Después de eso, Valerik la había llevado cargada de vuelta a la cama y esta vez Rashel no puso ninguna resistencia, sus labios volvieron a besarla, sus manos la desnudaron y volvieron a perderse el uno en el otro desatando la pasión que había entre ambos ardiendo profundamente hasta saciarse.
Ella se acostó entre sus brazos olvidándose del mundo exterior. Se apoyó contra su pecho y se quedó profundamente dormida.
A la mañana siguiente una sonrisa se extendió por sus labios al darse cuenta de que no estaba soñando y en realidad la noche pasada Valerik la había hecho suya.
Recordó cada palabra que le había dicho y sonrió enamorada.
Ella no le había dicho que lo amaba, se recordó a sí misma pero lo haría.
Con cuidado de no despertar a Valerik se deslizó fuera de su brazos y tomó su bolso para sacar su teléfono. Justo en ese instante, llegó un mensaje de parte de Lev y ella de inmediato se sonrojó. Valerik se la había llevado tan abruptamente que estaba apenada con Lev por dejarlo tirado a