31. No es una obsesión
—Tienes razón, necesitamos hablar. Me alegra que hayas venido, figlio.
Gian suspiró entrando a la oficina viendo la bebida servida arqueó una ceja.
—¿Pasó algo con ella?
—No.
—Oh, genial. Empezaremos esta conversación con más mentiras. Porque jodidamente sé que tú no eres un bebedor, mucho menos cuando acabas de levantarte, papà. Ella está embarazada ¿Cierto?
El corazón golpeó fuertemente contra su pecho.
Una cosa era cree que ella estaba embarazada pero que Gian se lo preguntara solo se lo confirmó.
O eso quiso creer.
Orgullo, anhelo, amor.
Uno demasiado intenso y luminoso como para alguien como él, tan oscuro.
Marco dejó salir un suspiro de sus labios.
—No lo sé, ella no me ha dicho nada.
Gian Franco lo miró en silencio.
—Seguramente está asustada, armándose de valor para contártelo. Aunque no lo creas Polina a pesar de ser demasiado enérgica, divertida y sarcástica por dentro es insegura, comprendí las palabras que me dijo cuando se fue de mi casa ayer. Nunca lo ha dicho pero en car