19. Lo que faltaba
—No quise interrumpir.
—No estás interrumpiendo, ya le pedí a Polina que me ayudara con la casa. Pensé que íbamos a vernos en el club. ¿Viniste por algo en especial? —preguntó Gian mirándolo fijamente.
Solo en ese momento Marco se giró a mirarlo con una ceja arqueada.
—¿Te molesta que esté aquí?
—Por supuesto que no, solo preguntaba, papà. No dramatices.
Gian dirigió los ojos hasta Polina de nuevo notando la palidez en su rostro, Gian apretó la mandíbula porque ella seguía sin decirle nada. De verdad, había creído que se lo contaría, pero al parecer no estaba lista.
— ya que mi padre está aquí tengo que irme, necesito averiguar algo muy importante sobre los rumanos.
—Gian, necesito hablar contigo sobre eso.
—No papà —gruñó levantándose del sofá caminando hasta su padre—. Eso no está en discusión. Te lo dije antes, voy a hacerlo solo.
Polina notó la preocupación en el rostro de Marco.
Alternó su mirada entre los dos, notando lo parecidos que eran, solo que Marco era un poco más moreno