13. Ahora eres mía
“—No quiero que pares Marco, quiero que me toques, quiero que lo hagas como esa noche.”
Escucho su voz como una súplica y no tuvo que pedirlo dos veces.
Con un gruñido posesivo él atrapó sus labios como una bestia hambrienta, desesperada por su presa.
Sin dudarlo y con facilidad como si no pesara nada, Marco la atrajo a él de la cintura colocándola encima de sus regazo mientras intensificaba su beso, este no fue suave, fue brutal en el que exponía sus sentimientos hacia ella y el deseo devorador que lo sometía.
Polly correspondió entregada pasando sus manos por su cuello, aferrándose a él mientras abría la boca para ser penetrada por su lengua, Marco la besaba como si llevara años deseándola. Lo que era absurdo.
Las piernas de ella estaban a cada lado de la suya y podía sentir la dureza de él presionándose contra su zona íntima. Las manos callosas y grandes de él viajaron desde su cintura hasta sus muslos suaves enviando espirales de deseo dentro de su cuerpo. Pero no sé detuvo allí, u