10. Nadie la mira, nadie la toca
ACTUALIDAD:
Valerik sabía que debía irse a su propia casa después de hablar con Dimitry pero no podïa hacerlo.
No tan fácilmente.
El recuerdo del beso con Rashel estaba firmemente arraigado a su cabeza volviéndolo loco día tras noche.
Se había mantenido a raya esperando que su necesidad por ella disminuyera aunque fuera un poco aunque él mismo supiera que era imposible.
Sus pasos lo llevaron a un lugar donde no debía estar, que casi estaba prohibido para él.
La puerta de Rashel.
Sus dedos se congelaron en puño casi golpeando la madera que lo separaba de ella.
“¿Qué demonios estoy haciendo? ¿Qué voy a decirle si entro ahí?”
El corazón latía demasiado frenético debajo de su pecho, algo que solo ella había logrado.
No era un mujeriego, se había acostado con pocas mujeres en su vida, pero ninguna había encendido su alma como Rashel lo había hecho y eso que apenas lo había besado una vez.
Aunque eso fue suficiente para determinar que ella iba a ser suya para siempre.
No sabía en qué momento