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Saliendo de allí, caminaron para comer en otro lugar.

Mientras caminaban, Maia cuestionó al marido.

—¿Por acaso vas a contarle a tu abuelo lo que pasó ahí ahora?

—Claro, él con certeza va a querer hacerle una visitita a su vieja amiga.

—Para con eso, Théo, tu abuelo ya parece tener problemas de más, déjalo en paz. Por la forma en que estaba Lilian, parece estar sufriendo por todo lo que hizo. ¿Crees que es fácil trabajar con un jefe que está encima de ti todo el tiempo, esperando solo una falla para mandarte directo a la calle?

—Sé que no es fácil y no estoy menospreciando eso. —Replicó.

—Vamos a dejar eso de lado, ¿por favor? —pidió, abrazándolo y dándole un beso.

—Tú haces eso porque sabes que yo no resisto a la forma en que pides las cosas. —Rió. —Está bien, no voy a decir nada, pero necesito enseñarte algunas cosas sobre el mundo. En ciertas ocasiones, es necesario vengarse de otras personas cuando se tiene la oportunidad.

—Gracias por la lección, pero creo que la gente mala cae s
Célia Oliveira

Gracias por leer una más de mis historias, síganme que siempre tendré nuevas historias por aquí. ¡Hasta la próxima!

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