Sentados de vuelta y observando al señor Joaquim, la pareja decidió que escucharían lo que el hombre tenía que decir.
—Desde la última vez que tuvimos nuestra conversación, pensé que deberíamos haber llegado a un acuerdo antes de volver aquí. —Joaquim comenzó. —Durante todo este tiempo que estuve aquí, consideré volver y buscarlos otra vez, pero la verdad es que sentí mucha vergüenza de todo lo que pasó.
—¡Claro que era para sentir vergüenza! —exclamó Théo.
Maia vio que su marido se estaba alterando, entonces tocó su mano suavemente, pidiéndole con la mirada que escuchara al abuelo antes de cualquier cosa.
—No sé qué me pasó para llegar a tal punto, estuve tan ciego que ya no pensé en nada, ni en tu vida ni en tus sentimientos, solo quería que hicieras lo que te ordené, creyendo que serías una marioneta en mis manos. Lo siento mucho, Théo, de verdad lo siento, y quiero que sepas que, si pudiera volver en el tiempo, jamás habría interferido en tu vida como lo hice.
—Si realmente lo sie