Después de ver a Théo y Stefani coqueteando durante todo el desayuno, Maia buscaba una excusa para volver al cuarto, pero fue arrastrada por Stefani para participar del programa hecho para las esposas de todos los empresarios.
—Eres afortunada por tener un marido como él. Necesito ser sincera, Maia. Tu marido es un hombre muy agradable. —Decía Stefani, mientras caminaban en dirección a un grupo de mujeres que estaban sentadas cerca de la piscina.
—Percibí lo bien que ustedes se llevaron. —La voz de Maia era calma, pero cargaba cierta ironía.
—Sinceramente, aún no entiendo cómo ustedes dos llegaron a casarse, él es un hombre tan enérgico, alegre y comunicativo, mientras tú… —La miró de arriba abajo. —Ustedes son muy diferentes, no me malinterpretes.
—Los opuestos se atraen. —Respondió.
Mientras caminaban, se acercaron a dos mujeres que estaban sentadas en una mesa, cerca del bar. Stefani se aproximó sonriendo, saludando a cada una y presentando a Maia a ellas.
—Esta de aquí es Maia, es