Oliver abrió sus ojos en demasía. Era sorprendente como a pesar de que no sabía quién era, podía reconocer que él no era César, a pesar de que no recordaba nada, aun tenía la capacidad inconsciente de diferenciarlos.
Oliver tomó aire profundamente, consciente de que tenía que ser honesto pero también cuidadoso con sus palabras.
—Soy Oliver, el hermano de César —dijo, mirándola directamente a los ojos—. He estado ayudando en la búsqueda y rescate. Lamentablemente, nuestra familia ha pasado por muchas dificultades, pero estamos aquí para apoyarte. No estás sola en esto.
Victoria lo miró fijamente, tratando de discernir la verdad en sus palabras. Curiosamente se sentía un poco más familiarizada con Oliver.
—Es difícil saber en quién confiar —murmuró—. Todo es tan confuso.
Oliver asintió, comprensivo.
—Lo entiendo, Victoria. Lo único que te puedo pedir es que nos des una oportunidad para demostrarte que estamos aquí para ayudarte. No queremos nada más que tu bienestar y el de tu hijo.
Vic