Nueve meses después, la vida de Victoria había cambiado considerablemente o tal vez solo regresó a ser la misma. El dolor de la pérdida de Oliver seguía presente, pero habían encontrado maneras de honrar su memoria y continuar adelante.
Era una tarde lluviosa…
—Mamá, ¿crees que le gusten estas flores a papá? —Ethan preguntó mientras colocaba un pequeño ramo de flores sobre la tumba donde ya hacían los restos de su difunto padre.
“En memoria a Oliver Aguirre, un hombre que lo dio todo hasta el último día de su vida”
Era el escrito en su tumba. Victoria se mantenía a su lado mientras sostenía un paraguas para ambos, asintió con la cabeza mientras una pequeña lagrima salía por sus ojos, mojando su mejilla.
Miraba con nostalgia la lapida de Oliver, aquel que la hizo sufrir, tanto como la amó.
—Sí, cariño. Le gustarán mucho. —respondió Victoria, su voz suave y llena de tristeza contenida—. Oliver… —susurró, apenas audible—. Te extrañamos todos los días.
Ethan, aunque joven, entendía la imp