César entró de nuevo en la habitación, su mirada llena de preocupación y tensión. Se acercó a Victoria con cautela, sabiendo que cualquier cosa que dijera o hiciera en ese momento podría afectar su frágil estado.
Ella aún se encontraba ausente, aunque quisiera olvidar el tema, era evidente que no sería así y a pesar de que le incomodaba la situación, no podía ignorar que Victoria había recordado y eso era un gran avance para su situación
—Victoria, ¿qué recordaste? —preguntó con cuidado, tratando de no mostrar su nerviosismo.
Victoria apartó la mirada de él.
—Recuerdo... recuerdo a Oliver —dijo en voz baja, apenas un susurro—. Pero no estoy segura de lo que pasó... es todo muy confuso.
César sintió una punzada de celos y preocupación al escuchar el nombre de su hermano. Sabía que Victoria y Oliver habían tenido una historia complicada, pero nunca había esperado que esos recuerdos volvieran a atormentarla de esta manera.
—Victoria, yo soy tu esposo —dijo con suavidad, tratando de calma